Alejandra se levantó de la cama y corrió a la ventana. Abrió los postigos y miró afuera. Era un hermoso día de verano y el jardín estaba lleno de pájaros cantarines. Alejandra sonrió y se vistió rápidamente. Salió a jugar al jardín, donde encontró a un pato flotando en el estanque. Alejandra le dijo «hola» al pato y él le respondió «cuac». Alejandra se sentó a la orilla del estanque y observó cómo el pato nadaba tranquilamente. De repente, el pato se detuvo y comenzó a sacudir el agua de su plumaje. Alejandra soltó una risita. El pato se acercó a Alejandra y le dijo: «¿Quieres jugar conmigo?». Alejandra asintió con la cabeza, y así comenzó una bonita amistad. Juntos, Alejandra y el pato exploraron el jardín, jugaron al escondite y cantaron canciones. Alejandra nunca se cansaba de jugar con su nuevo amigo, el pato.
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