Antonia nunca pensó que se enamoraría de un babuino. Pero desde el primer momento en que lo vio, supo que era el amor de su vida. Él era tan diferente a todos los demás babuinos que ella había conocido. Tan tierno y cariñoso. Y cuando él la miraba a los ojos, Antonia se sentía como si él supiera todo lo que ella estaba pensando.
Durante meses, Antonia y el babuino se vieron todos los días. Se pasaban horas charlando y riendo juntos. Y cada vez que él la tocaba, Antonia se sentía como si flotara.
Un día, Antonia se dio cuenta de que estaba enamorada del babuino. Y a partir de entonces, su vida fue perfecta. No necesitaba nada más que estar junto a él para ser feliz.