Consuelo era muy pobre y vivía en una pequeña choza en la selva. Un día, un enorme gorila apareció en su puerta y le dijo que, si quería ser rica, tenía que darle todo su dinero. Consuelo le dio todo su dinero y el gorila se fue. Al día siguiente, volvió el gorila y le dijo que si quería ser aún más rica, tenía que darle su choza. Así que Consuelo le dio su choza y el gorila se fue. Al día siguiente, volvió el gorila y le dijo que si quería ser la mujer más rica del mundo, tenía que seguirlo. Así que Consuelo lo siguió. El gorila la llevó hasta una gran caverna llena de oro y joyas. Luego le dijo: «Todo esto es tuyo, si me das a tu hija». Consuelo pensó un momento y luego dijo: «No, gracias. Mi hija es lo único que tengo y no te lo daré». El gorila se enfureció y la atacó, pero Consuelo consiguió escapar y volvió a su choza. La moraleja de esta historia es que uno no debe ser codicioso y que la riqueza no es lo único que importa en la vida.
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