Felix estaba sentado en su árbol favorito, observando al cuervo que volaba en círculos sobre su cabeza. El cuervo parecía estar buscando algo, y Felix se preguntó qué podría ser. De repente, el cuervo descendió y se posó en una rama cercana a Felix. El pájaro miró fijamente a Felix, y luego comenzó a hablar.
«Felix, Felix, ¿por qué estás sentado ahí solo? ¿No tienes ningún amigo?»
Felix sacudió la cabeza, pero no dijo nada.
«Felix, Felix, ¿por qué no vienes a jugar conmigo? Podríamos ir a buscar a tus amigos.»
El cuervo extendió una de sus alas, y Felix la agarró. El pájaro comenzó a volar, y Felix sintió que el viento levantaba su cabello. El cuervo voló hacia una cuenta y se posó en ella. Luego, el pájaro comenzó a cantar. Felix oyó la melodía y se sintió cansado. Sus ojos se cerraron, y pronto Felix se durmió.
El cuervo voló de vuelta a su árbol y se posó en una rama cercana a Felix. El pájaro observó al niño dormir, y luego comenzó a cantar una nueva canci