Francisco José y el búho eran dos grandes amigos. A menudo pasaban las tardes en la biblioteca, leyendo juntos todos los libros que podían encontrar. A veces, incluso, se atrevían a salir a explorar el mundo.
Un día, mientras Francisco José leía un libro de ciencia, el búho vio una figura extraña en el cielo. Era un objeto estrellado que se movía muy deprisa. El búho lo llamó a Francisco José para que lo viera, pero cuando este levantó la mirada, el objeto ya había desaparecido.
«¿Qué era eso?» -le preguntó Francisco José.
«No lo sé» -respondió el búho-, «pero me gustaría saber más de eso. Me gustaría convertirme en un científico y estudiar todos esos fenómenos».
Y así, Francisco José y el búho se convirtieron en grandes amigos y estudiosos de la ciencia. A menudo, cuando veían algo interesante en el cielo, se ponían a hablar de ello y a imaginar todas las posibles explicaciones.
Un día, tras muchos años de estudio, el búho se convirtió en el científico más famoso del mundo. Y todo fue gracias a su amigo Francisco José, que siempre estuvo
