Francisco estaba paseando por el bosque cuando oyó el grito de un urogayo. corrió hacia él y vio que el urogayo se estaba atorando en una rama. Francisco le ayudó a liberarse y le dijo: «Eso te pasa por no prestar atención a dónde vas». El urogayo le agradeció y le dijo: «Has sido muy amable. A partir de ahora, voy a ser más cuidadoso».
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