Iker y la jirafa eran los mejores amigos del mundo. Un día, mientras jugaban en el parque, Iker encontró una moneda y se la dio a la jirafa. La jirafa estaba muy contenta y le dijo a Iker que le contaría una historia de terror para que la disfrutara.
Como la jirafa comenzó a contar su historia, Iker estaba más y más intrigado. La historia era sobre un hombre que vivía en una mansión oscura y tenebrosa. Cada noche, el hombre oía ruidos extraños y veía sombras que parecían seguirlo. Un día, el hombre se topó con una jirafa en el bosque y, en ese instante, supo que estaba perdido.
Iker estaba aterrado y no podía dejar de pensar en la jirafa. La jirafa era una bestia enorme y parecía capaz de matarlo con un solo golpe. Iker no podía dejar de pensar en la historia y, cuando llegó a su casa, no podía dormir. Era como si la jirafa estuviera siguiéndolo.
A la mañana siguiente, Iker fue al parque, pero la jirafa ya no estaba allí. Iker tuvo una mala sensación y supo que la jirafa estaba en su casa. Iker corrió a casa, pero era demasiado