Jaime y la cebra viven en el mismo bosque. A menudo, Jaime ayuda a la cebra a encontrar comida y, a cambio, la cebra le ayuda a encontrar frutas frescas.
Un día, la cebra se lastima la pata y Jaime la ayuda a llevarla a casa. La cebra le agradece mucho a Jaime y le dice que, a partir de entonces, siempre estará allí para ayudarlo.