Juan Carlos y el zorrillo eran grandes amigos. Juan Carlos solía visitar al zorrillo todas las mañanas, y juntos pasaban la mayor parte del tiempo jugando. El zorrillo le enseñaba a Juan Carlos todo lo que sabía acerca del bosque, y Juan Carlos le contaba historias de su aldea.
Un día, el zorrillo le dijo a Juan Carlos que quería mostrarle algo especial. Lo llevó a una pequeña cueva oculta entre las rocas, y le mostró un huevo de oro brillante.
«Este huevo es mágico -le dijo el zorrillo-. Si lo cuidas con mucho cuidado, pronto eclosionará una bonita pájaro. Pero debes ser muy cuidadoso, porque si lo dejas caer se romperá y nunca podrás tener un pájaro».
Juan Carlos prometió cuidar el huevo con mucho cuidado, y cada día iba a verlo para asegurarse de que estuviera a salvo. Un día, cuando iba a ver el huevo, notó que había algo raro. El huevo estaba temblando y se estaba rompiendo!
Afortunadamente, Juan Carlos fue rápido y logró atrapar el huevo justo antes de que se rompiera por completo. Cuando lo abrió, de dentro salió un hermoso pájaro dorado.
«¡Grac