La babuina se despertó sobresaltada. Se había aposentado en un árbol para descansar un poco, después de toda la comida que había hecho. Y ahora, al parecer, había un extraño en el territorio. Laura, la niña del pueblo, caminaba por el sendero que conducía a la Babuina y su familia.
– ¿Qué haces aquí? –le dijo la Babuina.
– ¿Eh? Oh, hi. Estaba buscando un lugar para dormir. ¿Podría dormir aquí contigo? –dijo Laura, sonriendo.
– Claro, puedes dormir aquí. Sólo tienes que tener cuidado con los chicos –dijo la Babuina, acostándose de nuevo.
Laura se acomodó y pronto quedó dormida. La Babuina la miró un momento y sonrió. Luego, se durmió también.