Lucia, una niña de 8 años, estaba jugando en el patio de su casa cuando vio a una nutria que corría por el césped. La niña nunca había visto una nutria en vivo, así que se acercó a ella para verla de cerca. La nutria no parecía muy amistosa, así que Lucia decidió darle un poco de comida. Lucia metió la mano en su bolsillo y sacó un trozo de bizcocho. La nutria se acercó lentamente a Lucia y comenzó a comer el bizcocho. Lucia y la nutria comenzaron a jugar juntas y fue entonces cuando Lucia se dio cuenta de que la nutria entendía todo lo que ella le decía. Lucia y la nutria se hicieron amigas para siempre.
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