Maria Elena y la golondrina estaban sentadas en el alféizar de la ventana, observando el paisaje. El sol se ocultaba poco a poco, dando paso a la noche. La golondrina voló hasta la mano de Maria Elena y se posó en ella. La niña le acarició la cabeza con suavidad, sin dejar de mirarla a los ojos.
-¿Sabes un cuento, golondrina? –le preguntó-.
La golondrina asintió con la cabeza.
-Cuenta, cuenta -insistió Maria Elena.
La golondrina comenzó a contar la historia de una niña llamada Maria Elena, que había nacido en un pequeño pueblo de España. Sus padres eran muy pobres, por lo que Maria Elena tuvo que trabajar desde muy pequeña. Aunque trabajaba muchas horas, le gustaba mucho ir a la escuela y aprendía todo lo que podía.
Un día, Maria Elena vio a una golondrina posada en una rama. La niña le habló y la golondrina le contó que él y su familia eran viajeros. Habían venido de América y estaban de paso por España. Maria Elena le contó que ella también quería viajar, pero no tenía dinero. La golondrina la animó a no rendirse y a seguir luchando por sus sueños.
Al día sig