Maria Elena estaba sentada en la sala de su casa, mientras la mofeta se arrastraba por el suelo. De pronto, la mofeta se transformó en una mujer hermosa, vestida con un magnífico traje de noche. La mujer se acercó a Maria Elena y le dijo:
-Querida, siempre te he admirado. ¿Me darías el honor de ser tu amiga?
Maria Elena, sorprendida pero encantada, asintió. Desde ese día, las dos mujeres se convirtieron en las mejores amigas. Juntas, vivieron muchas aventuras fantásticas, en un mundo de fantasía que sólo ellas conocían.