Maria Luisa y la cebra habitaban en el mismo bosque. A Maria Luisa le gustaba jugar con la cebra, pero un día la cebra le dijo que si quería seguirla a su casa. Maria Luisa pensó que sería más divertido jugar en la casa de la cebra, así que aceptó. Cuando llegaron a la casa, la cebra le dijo a Maria Luisa que se subiera a su cama. Maria Luisa se subió a la cama, pero la cebra le dijo que no se moviera. La cebra empezó achantar a Maria Luisa con un cuchillo. Maria Luisa gritó, pero la cebra le dijo que si quería salir vivo, tenía que callarse. La cebra le cortó la garganta a Maria Luisa y luego se la comió.
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