Maria Pilar era una mujer de cincuenta y cinco años que vivía en el campo, en una casa que había pertenecido a sus abuelos. Se dedicaba a cuidar el huerto y los animales, y a veces ayudaba a su vecino en el taller de carpintería. Era una mujer soltera y tranquila, y le gustaba leer y pasear por los bosques cercanos.
Un día, mientras paseaba, Maria Pilar vio a un visón en el suelo, herido. Lo cogió en sus brazos y lo llevó a casa, donde lo cuidó hasta que se recuperó. A partir de entonces, el visón vivió en su casa y se hizo muy amigo de ella.
Un día, Maria Pilar estaba caminando por el bosque cuando vio a una extraña criatura. Era una especie de ser humano, pero tenía cuernos y la piel muy oscura. La criatura le dijo que se llamaba Mictlantecuhtli y que era el dios de la muerte. Le dijo que había venido a llevarse el alma de Maria Pilar, ya que su hora había llegado.
Maria Pilar le dijo que no quería morir, y le preguntó si podía hacer algo para evitarlo. Mictlantecuhtli le dijo que sí, podía hacer un trato con él. Le dijo que si log