Desde pequeña, Marta había oído historias de terror acerca de los toros. Todos los niños en el pueblo le contaban historias de cómo los toros embestían a la gente y mataban a los animales. Aunque Marta sabía que eran sólo cuentos, le daban escalofríos.
Un día, Marta se encontró con un toro en el campo. El toro parecía enfadado y estaba a punto de embestirla. Marta no sabía qué hacer y estaba paralizada de miedo. El toro la miró fijamente y, de repente, se calmó. Luego, el toro se alejó lentamente.
Marta no podía creerlo. Había oído que los toros eran bestias salvajes, pero este toro parecía diferente. A partir de ese día, Marta nunca volvió a tener miedo de los toros.