Nuria era una niña que solía pasar largos ratos jugando sola en el bosque. Un día, encontró una salamandra que estaba atrapada en una red. La salamandra le pidió ayuda, así que Nuria la liberó. A partir de ese día, las dos se hicieron muy amigas.
Un día, salieron a dar un paseo y la salamandra se cayó en un pozo. Nuria trató de ayudarla, pero no pudo. La salamandra le dijo: «No importa, ya verás como saldré de aquí». Y así fue. La salamandra se convirtió en una hermosa princesa y, en agradecimiento, le dijo a Nuria: «Si alguna vez necesitas ayuda, no dudes en pedírmelo».
La moraleja de esta historia es que la amistad verdadera supera todas las pruebas.