Ricardo estaba en el patio trasero preparando un asado para su familia y sus amigos. Un pavo salvaje estaba en el mismo patio, y Ricardo lo capturó. El pavo gritaba y pedía clemencia, pero Ricardo lo ignoró. Dijo que el pavo era un don de Dios para la comida de Navidad. El pavo siguió gritando y pidiendo clemencia mientras Ricardo lo llevaba a casa para matarlo. Ricardo sacó un cuchillo y le cortó la garganta al pavo. Luego lo puso en el horno.
La moral de esta historia es que debes pensar en las consecuencias de tus actos. Ricardo no pensó en lo que el pavo estaba sintiendo, y solo se preocupó de él como una comida. A veces, tenemos que pensar en los sentimientos de los demás y en lo que están pasando antes de hacer algo que les pueda causar daño.