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Rocio y el cerdo

Rocío estaba cansada de que el cerdo le comiera toda la comida. Hasta que un día, decidió tenderle una trampa. El cerdo cayó en ella y Rocío lo atrapó. Desde entonces, el cerdo no volvió a comer la comida de Rocío. La moraleja de esta fábula es que no hay que ser tonto.


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