Sebastian estaba caminando por el bosque cuando oyó un ruido. Era un rinoceronte. Sebastian no sabía qué hacer. El rinoceronte se acercaba a él cada vez más. Sebastian pensó que era el final. Pero entonces, el rinoceronte se detuvo. No hizo nada. Sebastian no entendía qué estaba pasando. El rinoceronte le dijo: «Soy un rinoceronte, no un monstruo. No te voy a hacer daño». Sebastian se dio cuenta de que el rinoceronte no era una amenaza. Era una historia de terror, pero con un final feliz.
¿Te gustaría regalar tu propio cuento único y personalizado? Entra y consíguelo ahora
