La mofeta Silvia era una mofeta muy especial. Era muy lista y tenía una gran nariz que le permitía oler todo a su alrededor. También era muy curiosa y siempre quería saber todo lo que ocurría a su alrededor.
Un día, Silvia encontró una misteriosa puerta que no había estado allí antes. La puerta estaba entreabierta y Silvia no pudo resistir la tentación de asomarse. Lo que vio la sorprendió mucho. Había un largo pasillo lleno de escaleras que subían y bajaban.
Silvia no sabía qué hacer. Pensó que tal vez debería llamar a la mofeta que vivía al lado para que le ayudara a decidir. Pero justo en ese momento oyó un ruido extraño y se asustó. Decidió que lo mejor era irse a casa y no volver a acercarse a la misteriosa puerta.