Vicente y el mandril eran muy amigos. Un día, el mandril le dijo a Vicente: «Tú eres muy listo, pero yo soy más listo. Quiero que me des todos tus dátiles». Vicente confiaba en su amigo y le dio todos los dátiles. Al día siguiente, el mandril volvió y le dijo: «Ahora tú eres más listo, así que me darás todas tus nueces». Vicente pensó que su amigo tenía razón y le dio todas sus nueces. El mandril volvió al día siguiente y dijo: «Ahora eres el más listo, así que me darás todo tu miel». Vicente pensó que era justo y le dio toda su miel al mandril. El mandril se fue y nunca volvió.
La moraleja de esta fábula es que la amistad no siempre es una buena cosa. A veces, los amigos te pueden engañar y robar.